acerca de nuestros handicap´s

Todo ser humano se enfrenta a lo largo de su vida con obstáculos propios de la existencia; vencerlos significa romper con nuestros esquemas, con lo que nos han dicho que era cierto.

Por años hemos entendido a la discapacidad como una limitación y no como una condición de vida que se alimenta principalmente de la discriminación, ignorancia e indiferencia, elementos que representan nuestras verdaderas limitaciones, para entendernos, para conciliar y aceptar al que creemos es diferente; esos son nuestros verdaderos handicap´s en los que estamos atrapados. Al hablarlos, analizarlos y discutirlos puede que encontremos la fórmula para liberarnos.







martes, 14 de junio de 2011

La bombilla que puede brillar.

Dentro de los obstáculos más grandes para definir a la discapacidad intelectual, se encuentran aquellos que se refieren a las “clasificaciones conceptuales y descriptivas” ya que existen una serie de variantes mismas que son  difícilmente percibidas a simple vista; es decir se encuentran “invisibilizadas”.

La discapacidad intelectual a diferencia de las otras discapacidades como la visual y motriz principalmente, no se nota de manera inmediata.

Uno de los estandartes gráficos que me parece se han utilizado de manera excesiva para representar a las personas con discapacidad intelectual, es la imagen del chico o chica con Síndrome de Down, ocasionando una generalización pero a la vez una exclusión de las vastas imágenes que los representan.


Jesús Rodríguez, reportero de la revista española El país, nos hace reflexionar al respecto cuando nos presenta a los integrantes del Club Aderes (acrónimo de Asociación Deportiva, Rehabilitadora y Social) de Valencia, conformado en su totalidad por personas con discapacidad intelectual  quienes nos regalan a través de este excelente reportaje titulado La Copa de la vida, diversas y puntuales descripciones hechas por sus mismos integrantes, los mejores para auto describirse y describirnos a la discapacidad intelectual . "A veces hubiera preferido nacer en silla de ruedas, al menos la gente entendería lo que me pasa; intentaría ayudarme y no me verían como un monstruo",  menciona uno de ellos.

Los estereotipos a los que se enfrentan las personas con discapacidad intelectual hacen que se radicalice el trato hacia ellos. “Carecen de las señas de identidad de las personas con síndrome de Down. No tienen su simpatía, su espontaneidad, ni despiertan el automático cariño de la gente. Por contra, la sociedad recela de ellos” quizá, pienso, porque no los conoce del todo.

El temor es un factor generalizado hacia lo desconocido y lo desconocido a su vez se torna indescifrable; las personas con discapacidad intelectual representan un enigma, tanto para el área médica que en repetidas ocasiones carece de los elementos suficientes para brindar un “diagnóstico certero” y para la misma sociedad, imposibilitada también en brindar un trato justo.

Blanco de burlas, agresiones, rechazos, explotación laboral, dificultad para socializar, para entablar una relación de pareja, marginación y exclusión; son de los muchos elementos que amenazan de manera continua la valía y autoestima de las personas con discapacidad intelectual. “Esto es como si te falta un brazo; es más difícil que te desenvuelvas y encuentres trabajo, pero sigues siendo persona. A nosotros a lo mejor nos falta algo en la cabeza, pero somos humanos y tenemos sentimientos”

El temor hacia el diferente, paraliza, obstaculiza , crea abismos no solo para el que lo recibe sino también para el que lo emite, aunque también se convierte en una oportunidad que de superarse nos lleva a romper esquemas, los propios sobre todo; la discapacidad intelectual obliga a pensar desde otra lógica que incita a cuestionar las supuestas barreras de entendimiento entre los "diferentes"; acercase a la persona para descubrirla, sin las etiquetas, sin los estereotipos y sin "su" discapacidad, termina por convertirse en una de esas experiencias donde la transformación es mutua y permanente, al punto que nunca se vuelve a ser los mismos.

Uno de los atletas del Club Aderes se autodefine así:

 "Somos una bombilla que está un poco floja y a veces se apaga, pero si la aprietas puede brillar" A lo que yo me pregunto ¿Cuántos de nosotros tenemos las bombillas bien puestas? ¿Realmente las diferencias entre unos y otros son tan profundamente abismales, como hemos querido creer, que no hay forma de hacerlas coincidir?